jueves, 20 de febrero de 2014

RIERA DE MERLES








La casa de Xuriguera de Salsellas está sumergida en el esplendor de la Riera de Merlés, un espacio protegido (Reserva Natural Parcial) que se caracteriza por una fauna rica y variada con la que se debe ser muy respetuoso tanto con los animales como con el medio natural.












La Riera de Merlés discurre entre greses y conglomerados que de una manera lenta pero continuada ha ido modelando el agua hasta convertirse en auténticas esculturas. El resultado de su acción son las abundantes pozas, gargantas, cascadas, desfiladeros, cuevas, remolinos, marmitas de gigante y otros elementos que convierten este lugar en una de las rieras más atractivas.
La Riera de Merlés es un espacio protegido de interés natural que se ha mantenido en un buen estado de preservación y que mantiene una fauna rica y variada. Destaca la presencia de la mariposa nocturna Graellsia Isabellae y el cangrejo de río. Podemos encontrar peces como la trucha, el barro y el bagre. También una muestra de anfibios tales como el tritón pirenaico, la salamandra, el sapo común, la rana verde, la reineta y el sapito alunado. Las especies de pájaros más destacables en este entorno acuático son la merla de agua y el martín pescador. Entre los mamíferos cabe destacar la presencia escasa pero puntualmente presente del gato salvaje y del turón que parece que ha desaparecido en diversas áreas del Principado.
En ambos lados de la Riera de Merlés podemos notar la presencia de los habitantes que desde la Edad Media habitaron este lugar. Podemos ver molinos harineros y bataneros, algunos restaurados como segundas residencias o casas de colonias. También podemos encontrar casas que fueron masías de las grandes casas señoriales y que reflejan el trabajo del pequeño campesinado local.
Finalmente cabe destacar la creencia popular de que en determinadas pozas de la Riera de Merlés se reunían las brujas en tiempos remotos. La historia nos narra que en el primer tercio del siglo XVII cuando una mujer era acusada de bruja la torturaban para que confesara quienes eran sus compañeras. Gracias a un proceso estudiado por Albert Benet sabemos que durante la tortura, Jerónima Pons, alias Joana la Negra, confesó que había actuado en el Lluçanés, el Bages, y el Berguedá, concretamente en la zona de la riera de Merlés, que había provocado bocios al hijo de Jaume Gascó de Salselles y a otras gentes de este lugar, más concretamente a los habitantes del molino de Vilartimó.




Joana la Negra, confesó, siempre bajo tormento, que fue introducida en el arte de la brujería cuando vivía en la parroquia de Lluçá por una mujer que se llamaba Elias y que el primer encuentro con el demonio ocurrió en las pozas de las Heuras, en la riera de Merlés. 



El proceso explica "... y així quant forem a les goles de les Eures nos isqué lo dimoni en forma de home y la dita Elias li anà a parlar primer que jo, y li digué Bersabuch assí vós aporto una vassalla y dit Bersabuch respongué: bé sis arribada y contraent se abrassà ad dita Elias y la conegué carnalment per las parts sucias, perque jo ho viu perque nos apartassem de mi y després se agafà ab mi y també tingué part ab mi per les mateixes parts sucias, si bé jo no y trobí contento...".